Solo al final de las cosas podemos determinar si son o no perfectas, aquello que es finito nos permite juzgar. Por eso, es un gran alivio saber que no somos eternos. Es verdaderamente reconfortante el pensar que se puede llegar a la perfección de las cosas si estas tienen una fecha de caducidad.
Ese es el caso ahora. Todo fue como debía de ser y terminó con la misma perfección con la que comenzó. Desde el saludo inicial hasta la despedida, nos evitamos el drama y el apego, el sufrimiento de lo no correspondido cuando los afectos se estiran hasta que se rompen, la cotidianeidad que acaba asesinando la fantasía.
Desde el principio decidimos que los juegos se podían dejar de lado, tanto él como yo sabíamos qué queríamos el uno del otro y qué estábamos dispuestos a dar, nada más ni nada menos. Y así, con la regla única de que no hay reglas, nos atrevimos a divertirnos sin agenda, sin intenciones más allá de disfrutarnos el uno al otro.
Existe una gran libertad en la experiencia que se tiene cuando el objetivo es la experiencia misma. Y tal vez tengo la fortuna de ser aun mas libre al poder hacer un análisis de todo lo que significó el poder experimentar al abandono de todo principio de apego y asé entregarme completamente al placer de encontrarme en el otro y que él se encontrara en mi, sin maquillajes, sin excusas, ni pretensiones.
Ahora en este momento de reflexión puedo ver que la experiencia sensorial fue, aunque deliciosa, lo que menos me tocó en el interior. Fue el conocimiento absoluto de poder entregarme al deleite de los sentidos y del intelecto sin esperar ningún resultado. El lograr un perfecto balance entre el involucramiento y el desapego.
El sentido de “no pertenencia” si existe y lo he experimentado como tal. Él no fue mío y yo no fui suya y eso hizo que nos perteneciéramos más profundamente. Nos pertenecimos en el momento en el que existimos el uno para el otro y después, ya no. Durante un lapso de tiempo, él fue tal y como yo necesitaba que fuera y lo mismo ocurrió conmigo, yo perfecta, él igual. Jugamos a ser la fantasía del otro y lo logramos.
Ahora, todo concluyó de la misma forma abrupta en la que comenzó. Y ahora, ya que todo ha quedado en el pasado puedo decir que si existen los finales felices, pero contrario a lo que nos han hecho pensar, no acaban con “y fueron felices juntos para siempre”. El final, fue eso, el final, y no existe final mas dulce que el que experimentamos.
-- Adiós, me divertí, estuvo increíble. Ciao.
Nada más y nada menos, no se necesitó decir mas, no hizo falta, nadie lloró, nadie se angustió, nadie salió herido ni ninguno de los dos se sintió usado o traicionado.
Un verdadero “The End” que como una buena película, te deja con sabor dulce en la boca.
La lluvia que me empapa Cae sobre mi alma Generando frío en el vacío. Me resguardo en la casa azul Pero mi frío no me deja. Trato de alejar los pensamientos Con el humo y el veneno, Pero el frío no me deja, Ese frío que no es de afuera, Ese frío que En nausea se transforma, Nausea que sorprende violenta Y no cede. Esa nausea que es angustia, Esa nausea que es dolor; Y me dejo sentirlo Y no me resisto, Y el dolor se transforma Y se une a mi frío Y lo hace mas mío, Y me hace mas suya, Y me transforma, Y me enfría, Y me vuelca fuera de mí ser Como vómito salvaje, Y queda en la cascara Sólo el dolor potente, Ese dolor que soy yo.
La lluvia que me empapa Cae sobre mi alma Generando frío en el vacío. Me resguardo en la casa azul Pero mi frío no me deja. Trato de alejar los pensamientos Con el humo y el veneno, Pero el frío no me deja, Ese frío que no es de afuera, Ese frío que En nausea se transforma, Nausea que sorprende violenta Y no cede. Esa nausea que es angustia, Esa nausea que es dolor; Y me dejo sentirlo Y no me resisto, Y el dolor se transforma Y se une a mi frío Y lo hace mas mío, Y me hace mas suya, Y me transforma, Y me enfría, Y me vuelca fuera de mí ser Como vómito salvaje, Y queda en la cascara Sólo el dolor potente, Ese dolor que soy yo.
Tan lejos y tan cerca ésta conexión terca que nos une y nos aleja. El verte y no verte, el no poder tenerte, el quererte y no quererte. En ésta tortura voluntaria, por estar contigo, ¿qué daría? si tan sólo yo pudiera poseerte y para siempre en tu vida estar presente
Llevo la dulzura de tu olor en mis labios Y tu sabor salado en la piel. Cada rincón de tu figura, Tu forma perfecta, Vive dentro de mí. Tu corazón es mi reloj Y tus ojos, mi paz. Guardo en mis manos recuerdos De tu cuerpo y tu sudor. Aquel momento robado Donde un beso nos sorprendió. La sensación, lejos de alejarse, Se ha convertido en mi motor. Tu voz, ese arrullo y melodía, Forma ya parte de mis días; Y tus manos sobre mí Son mis noches y alegrías. Con tu calor entrelazado al mío Susurrando amores a mi oído, Me completas al hacerme tuya. Tu fuerza en mis adentros Mis debilidades desvanece En una danza de ensueños Hasta que amanece.
Ahora que he estado sumergida en arte y su analisis, algo magico me ha ocurrido, he comenzado a tener el gusanito de la creatividad.
Ese gusanito me ha atacado en multiples ocasones sin advertencia. Esta vez no es tan fortuito como en el pasado, pero no por eso pierde fuerza ese impulso incontrolable que me llena la cabeza de principios posibles para historias, cronicas y poemas.
Esta situacion en la que me encuentro me hace pensar tambien en lo que la ha causado.
En las ultimas semanas he analizado percepcion y concepcion de las cosas desde los planteamientos Aristotelicos y Platonicos y tambien he analizado las repercuciones de los periodos revolucionarios en el pais. Pero tambien he explorado junto con mis alumnos, distintas formas de arte contemporaneo o conceptual. Creo que es esta reciente exposicion al arte la que ha despertado ese deseo de crear. Solo espero que ese mismo efecto tenga en mis alumnos.
Todo parece indicar que así sera ya que por ser adolescentes, las emociones que los invaden estan a flor de piel y regidas por situaciones mas allá de lo controlable; uno pensaría que la necesidad de pertenencia y la enagenacion que plaga sus vidas sería un muro dificil de escalar, pero logro ser sorprendida de manera positiva en esta ocasion. Ha ganado su deseo de individualidad y la instintiva cualidad creadora del ser humano.
Es reconfortante el poder evidenciar que dentro de una suciedad, ooops, sociedad como en la que vivimos, la creatividad no ha muerto del todo. Al parecer, no todo está perdido si aun se puede encontrar un asomo de espiritu intacto en la poblacion blanco de la mercadotecnia estatal.